VUCA a golpe de trágica realidad. Desde las posiciones profesionales del management, hasta los procesos de desarrollo personal (coaching) pasando por la estrategia, la dirección, la planificación, la formación y los RR.HH. la filosofía VUCA, sus manifestaciones y procesos de gestión han aparecido a golpes trágicos que han gestado una nueva realidad y que han estremecido al mundo.
El profesor Alvin Toffler exponía que si en algo se diferenciaba la manera de pensar en el siglo recién nacido sería la necesidad de “pensar en cosas grandes mientras estamos haciendo cosas pequeñas, de modo que todas las pequeñas cosas vayan en la misma dirección”. Apuesta clara por el pensamiento y comportamiento “glocal” que daría magníficos resultados en la gestión industrial y comercial y en el desarrollo de las empresas multinacionales. Hoy, los denominados líderes mundiales (si es que existen) saben que es insuficiente para dirigir un universo de más de siete mil millones de personas.
Los grandes cambios de la historia están marcados por acontecimientos concretos que en cierta manera los define. A este respecto es casi imposible citar los sucesos principales que dieron carta de naturaleza a la realidad VUCA: tsunamis, Brexit, guerras internacionales en los Balcanes y países árabes, la primavera árabe, el euro, las plataformas tecnológicas, la nueva hegemonía de los nuevos poderosos y por supuesto la gran tragedia global que supone la pandemia actual. Si tuviéramos que definir la eclosión inicial del fenómeno VUCA y decidirnos por algún momento certero, parece oportuno recordar a David Ruyet, que explica cómo a raíz de los atentados del 11 de septiembre de 2001, VUCA se convierte en una necesidad vital para enfrentarse a la realidad de un mundo naciente que nadie podría imaginar. “El 1 de septiembre el mundo entero se volvió VUCA”.
La pandemia del Covid 19 ha dejado al descubierto la incapacidad de gestionar la nueva realidad con instrumentos y conocimientos del pasado que se predicaban eficaces e imprescindibles. Desde el tristemente famoso coronavirus el universo ha sido otro de la noche a la mañana. VUCA en estado puro. VUCA para enfrentarse a lo más sagrado: la salud y la supervivencia.
VUCA es un mundo nuevo. El mundo del cambio constante, de la aceleración, del valor de lo desconocido, el concepto nuevo del presente. Ha mutado la añoranza del pasado por la inquietud del futuro inmediato. ¿Es un mal cambio?
Aunque no se conociera muy bien lo que se iba a obtener tras la construcción de VUCA, si se pudo observar que se consolidaría rápidamente, con ignorancia de las capacidades que demostró posteriormente. Capacidades de una excepcional potencia y de una eficiencia inmediata.
Los líderes empresariales, los líderes políticos, los líderes de opinión, incluso científicos, artistas, innovadores o emprendedores se han incorporado a VUCA como sistema de gestión de un mundo caótico e inestable que no pueden dominar.
En 2020, un grito sordo se apoderaría del mundo: Por fin VUCA.
Voltaire se preguntaba: “hay alguien tan inteligente que aprenda de la experiencia de los demás”; años después y hablando en términos VUCA le contestaríamos que: escenarios nuevos y desconocidos, retos diferentes, formas de proceder y de trabajar sustancialmente distintas convierten al hombre del siglo XXI en un ser inmediato y singular que no necesita experiencia asumida, sino capacidad de asumir la realidad instantánea, actuar en ella y olvidarla después porque una nueva realidad se presenta ante sus ojos.
