Los comportamiento del siempre

miércoles, 27 julio, 2022

No hay nada para siempre: empezando por la juventud y terminando por la vida.

No hay nada para siempre: Ni el dolor, ni el amor, ni la amistad, ni la belleza, ni la fe…..nada.

No hay nada peor que aferrarse a lo de siempre.

“Siempre lo he hecho así” o “Aquí las cosas se hacen siempre de esta manera” Son
frases para el “suicidio”.

Representan la incapacidad para aceptar el cambio o simplemente la incapacidad para
comprender que hay procesos, métodos, ideas o avances (de cualquier tipo) que
conducen a mejores resultados con menores esfuerzos o al menos con esfuerzos más
eficientes.

Representa, también, la radiografía que define a aquellas personas que se quedaron
atrás y no se dieron cuenta o no pudieron, o no quisieron, o no se esforzaron. Se
dejaron ganar (por desidia o importancia o por falta de oportunidad) y quedaron al
pairo de una sociedad, agresiva como la actual, que, “seguro”, les va a devorar.
Los comportamientos del siempre, además de ser los comportamientos del pasado son
los comportamientos del miedo y por ello del fracaso, del esfuerzo en vano o del
imposible. Porque hoy es realmente imposible vivir al margen de la tecnología, de la
incertidumbre, de la ambigüedad o de la gestión de lo desconocido y es igualmente
imposible vivir al margen del “yo, con otros o con todos” y quedarse en el “solo yo”.
Algo así como renunciar al futuro. Ya se sabe que quien renuncia al futuro, renuncia a
la esperanza y, en definitiva, a la vida.

El cambio o, mejor dicho: interiorizar el cambio, aceptarlo y convertirlo en una
oportunidad, es la mayor garantía de desarrollo personal, profesional y social. Es la
filosofía de vida impuesta desde algunas décadas (realmente desde que la nueva
economía con la globalización y la tecnología por bandera se apoderó del mundo a
finales del siglo pasado) y es el verdadero trampolín que nos hace vibrar y prosperar
mental y emocionalmente.

Los comportamientos del siempre tan solo quedan para el romántico recuerdo de lo
que fue o de lo ya no será. Los románticos añoran, sufren por lo que tuvieron
deseándolo fervientemente, no terminan de aceptar su nueva realidad y ya se sabe lo
que les aguarda al final de su “quebranto”.

Si hubiera solución, estaría en la jubilación de los comportamientos del siempre. Una
jubilación alegre porque solo nos traerá cosas buenas, aunque sea a medio plazo. Una
jubilación para salir ganando. No vale llorar. Dijo el poeta: “Para siempre, es siempre
un desvarío, un despropósito infantil, una quimera…” (en Sortilegios)

Según lo cual: los comportamientos del siempre tienen, SIEMPRE, que mandarse a la
basura.

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