La teoría Actor-Red

La teoría Actor-Red

jueves, 30 septiembre, 2021

La teoría Actor-Red. El filósofo francés Bruno Latour gestó a mediados de la década de los 80 la teoría de Actor-Red. Parte de una visión ontológica del mundo y bien sabido es que la visión ontológica exige de la figura de un observador (actor) que está dominado por los condicionantes que en ese momento influyen en su observación, sean tangibles o intangibles. El observador es el actuante (actante) que interviene por medio de la red, con independencia de su propia naturaleza.

Latour considera que las reglas que fijan los paradigmas de la sociedad de finales del XX están agotadas y no son válidas para hacer frente a las exigencias tecnológicas del XXI. La observación (y la intervención) en las relaciones, las controversias, los grupos sociales o las actividades de todo tipo y naturaleza que se generan en el orbe han de cambiar su estructura en dos dimensiones profundas.

En primer lugar hay que desechar la idea del origen: desde donde partir y a donde llegar. Este cambio de posicionamiento está directamente relacionado con su concepto de estructura social y a tal efecto estima que la estructura no es independiente de la sociedad que sustenta, sino que a la vez la genera y regenera. La actividad social es “hija” de la estructura, y no al revés.

En segundo lugar, y este es el centro de toda su teoría, considera actantes o entes con capacidad para intervenir en las redes, no solo a las personas, grupos de personas o colectividades humanas sino a las maquinas con capacidad de estar presentes en la red y actuar en ellas en consecuencia de un determinado razonamiento no humano (tecnología). Así pues hay dos categorías de actantes: los humanos y los no-humanos, con la peculiaridad de que estos últimos cada vez serán más poderosos.

Analizando y criticando la teoría Actor-Red, Pérez Tornero considera que “trata de describir la acción conjunta, inextricable, de los seres humanos y de las tecnologías”.

Surge la inteligencia artificial, que si bien hoy por hoy está lejana la posibilidad de que suplante a la inteligencia humana, avanza a tal velocidad y con tal precisión y potencia que su desarrollo hace temblar al hombre.

Si realmente los actantes no-humanos van a tener en la historia ese papel preponderante que vaticina (y que parece cierto) es porque en un previsible futuro las máquinas tecnológicas tendrán capacidad independiente y suficiente de aprendizaje y razonamiento. La inteligencia artificial en clara competencia e incluso enfrentamiento a la inteligencia humana, no deja de ser en el momento presente sino una quimera.

En los entornos del mundo VUCA, se presenta una actitud receptora respecto a los principios de Latour. En especial respecto a estos tres conceptos:

 a).- Los procesos de innovación y desarrollo tecnológico son resultado de un proceso de negociación entre actores, humanos y no humanos.

b).- Concebir de manera polar la humanidad y tecnología es desear una humanidad lejana: somos animales sociotécnicos y cada interacción humana es sociotécnica.

c).- En este futuro inmediato ya es necesaria una asociación de fuerzas entre humanos y no humanos para explicar una acción. 

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