Con la llegada del invierno parece que las noches se hacen casi eternas y poco a poco aparecen ángeles y fantasmas. Todas las emociones se muestran más densas, más profundas. Nuestro cerebro se llena de brumas. Estas sensaciones me llevaron al poema que ahora os comparto.
EN UNA NOCHE OSCURA
Una noche oscura envuelta en brumas,
a lo lejos, la necesidad urgente de atar el tiempo
y el recuerdo obsesionado del vaivén de tus caderas.
Sumiso, penitente y condenado a ti,
buscando el calor de tu piel y de tu aliento,
buscando la esperanza de un nuevo sentimiento
de amores, de pasiones y cantares marineros.
Una noche oscura envuelta en brumas,
a lo lejos, el silbar de los barcos que se acercan.
Oraciones que aprendimos de la diosa Eos,
temores que nos atan a certezas y colmenas,
triste comienzo de cada madrugada. Madrugada eterna,
madrugada de energías, de objetivos y recuerdos,
prólogo de días capaces de ahogar los llantos y las penas.
Una noche oscura envuelta en brumas,
a lo lejos, vi mi vida que se aleja.