El management creó una ciencia en la dirección y administración de empresas, que todavía hoy gobierna con mayor acierto que cualquier otra fuente de reclutamiento de altos dirigentes. Sin embargo, (siempre dentro del concepto del management) han surgido en las dos primeras décadas del siglo XXI vertientes nuevas en la descripción de los Directores Generales.
La incertidumbre jugó, desde los últimos años del siglo pasado, un papel importantísimo en la estrategia y planificación empresarial. Aquellos managers que supieran gestionar la incertidumbre y vivir en el denominado “caos” iban a ganar todas las batallas.
Los primeros años del XXI van a tener a la incertidumbre como protagonista. Los acontecimientos, absolutamente inesperados, que sobrevinieron lo confirman. El mundo globalizado resultó mucho más exigente y problemático de lo esperado. Exige que conceptos o situaciones sociales, políticas, económicas e incluso personales sean consideradas desde la empresa como elementos estratégicos: la diversidad, la flexibilidad, la inmediatez, la velocidad, la innovación, la creatividad… serán conceptos comunes e imprescindibles.
De manera solapada y decidida, el mundo tecnológico-digital irrumpe en las organizaciones apoderándose de la alta dirección sobre todo por cuatro razones. En primer lugar el “dato”. Conocer, analizar y actuar a través del dato no se convierte en garantía de éxito, pero no hacerlo sí es garantía de fracaso. El CEO tiene ahora una capacidad de información como nunca antes la había tenido, lo que le dota de mayor competencia a la hora de tomar decisiones.
En segundo lugar, el “tiempo real” como exigencia de un único espacio universal y como capacidad de respuesta a las necesidades de un cliente desconocido. Es una realidad desconocida hasta el momento y que representa la sorprendente unión del espacio-tiempo en todos los mercados.
En tercer lugar, la tecnología aporta facilidad y ahorro burocrático, con la seguridad que el entorno normativo exige y que en aras a la eficiencia la empresa adoptó rápidamente. La revolución tecnológica como primera necesidad en la supervivencia de las organizaciones a nadie escapa.
Por fin, la posibilidad de estar permanentemente en el mercado a disposición de los clientes, cubriendo los frentes imposibles de alcanzar por los medios tradicionales y la constante innovación (conectividad). Todos ellos factores claves para la competitividad.
Las organizaciones de éxito llevaron a cabo su cambio gerencial en los últimos años posicionando a los responsables tecnológicos como máximas autoridades empresariales. En realidad, estaban llevando a cabo la indicada transformación digital que por el momento no tiene fin previsible.
El diverso origen o fuente de los CEOs tiene mucho que ver con las condiciones y el momento social, un momento actualmente abierto a todos los países y a todas las personas, las diferencias no son excluyentes. Las culturas son cada vez más compatibles y las diferencias políticas, culturales, idiomáticas y raciales, terminan teniendo muchos puntos en común.
