Conquistar lo desconocido. La “psicología motivacional” nos enseñó que la vida es un constante reto que debemos afrontar con la esperanza de superarlo. Del “pensamiento emocional” aprendimos que la vida es una aventura cargada de energía. Así entendemos mejor el desafío de Isabel Pinillos cuando nos propone enfrentarnos al “gran reto de vivir la vida”.
Ese reto nos impone incorporar permanentemente y de manera natural muchos conocimientos nuevos, experiencias y emociones nuevas y relaciones y sentimientos nuevos. Por ello, afrontar el despertar diario con el espíritu de superación no tendría sentido si no lo combináramos con nuestra capacidad de aprender.
El aprendizaje nos conduce hacia la íntima estimación personal, el desarrollo personal y profesional, el equilibrio y la necesidad de un nuevo “paso” para seguir el camino de lo que Víctor Vroon llamaba: “nuestro futuro inmediato”. Su concepto de “influencia” expresaba una enorme confianza en el ser humano y en sus capacidades intelectuales, que unido a determinados rasgos de la personalidad (responsabilidad, persistencia, voluntad, optimismo o deseo, por ejemplo) hace posible el crecimiento integral del hombre.
Aldous Huxley decía (aprendido de Sigmund Freud) que para luchar por nuestro futuro con garantías de éxito, cada uno de nosotros debemos bajar frecuentemente a lo más profundo de nuestro sótano para terminar con los roedores que arrastramos por el pasado. Sin embargo, la mirada hacia atrás, el revisionismo y los miedos solo crean desconfianza, ardores negativos, envidias, odios y resentimientos. La mirada hacia adelante es la única fuente de satisfacción y la mejor balanza del equilibrio que tanto necesitamos al comenzar la jornada.
El transcurso del tiempo nos sitúa en posiciones muy diferentes (ninguna consolidada). Desde la consciencia de que vivimos en entornos VUCA, nunca conseguiremos estados duraderos, ni siquiera aquellos que añoramos como la fórmula mágica de nuestra felicidad (quizá estos más volátiles aún). Este nuevo escenario obliga a que hagamos de lo relacional: un credo, de lo abstracto: un espacio hogareño, de lo emocional: un tónico energético y por ende de lo mediato: una quimera.
Pero no debemos confundirnos porque el mundo global no nos lleve por ningún camino concreto, somos nosotros los que optamos por uno o por otro y esa opción siempre conlleva consecuencias. No han pasado tantos años desde que Daniel Goleman formulara su modelo S.O.C.S. (situación, opción, consecuencia, solución). Sin embargo, hoy parece tan elemental que nos sería imposible aplicarlo desde VUCA. Es más, frente al modelo de lo “concreto”, manifestado por Goleman, sabemos que en el escenario VUCA: lo complejo nos hace más perfectos, la incertidumbre más seguros, la volatilidad más eficientes y la ambigüedad más constantes.
Y si así actúa un colectivo de enormes proporciones, deberíamos pensar que no es un simple cambio generacional o la evolución típica de los años. Se ha producido una revolución real, planteada con las armas actuales que pasan por el conocimiento, la comunicación, la tecnología, algunas capacidades hasta ahora desconocidas, la cosmovisión, el triunfo de lo impredecible y la derrota de lo seguro. Pero por encima de todo, las energías personales y las emociones. Posiblemente la única certeza sea la incertidumbre, convertida en el principal elemento material y quizá en sustancia omnipresente.
Cuando la vida, en abstracto, y nuestra voluntad y deseo, en concreto, nos propone una época, situación o desarrollo se abre un universo desconocido de muy diferentes posibilidades sobre las que debemos actuar. Ese es un universo desconocido, es un universo maravilloso.
“Lo desconocido” se debe convertir en un amigo inseparable. Solo en lo desconocido está el futuro. Robin Sharma escribía que “a casi todos nos da miedo lo desconocido, no debería ser así. Lo desconocido es más que el comienzo de una aventura. Es una oportunidad de crecer” (en “El líder que no tenía cargo”). Para adentrarnos en lo desconocido tenemos que transformar nuestro carácter: abrir la mente, aceptar lo que sobrevenga, impregnarnos de la ruptura conceptual y obtener utilidad, sea personal o no lo sea.
