Ámbitos sin volumen

jueves, 4 marzo, 2021

Ámbitos sin volumen. En la era del conocimiento hay mucho espacio para el “saber”, pero también un gran campo para la “ignorancia”. En realidad “no todas las personas tienen cualidades para ser filósofos” (Kant). Se puede llegar a la conclusión de que la fórmula mágica está en el área experiencial, que no precisa de un proceso intelectual profundo, sino del sentido de la propia vida (individualismo y conciencia). “La experiencia es algo maravilloso, nos permite reconocer un error cada vez que lo volvemos a cometer” (cínico concepto expresado por Franklin Jones).

Es verdad que no hay escuela como la propia vida y que la experiencia nos enseña más allá de lo imaginable, pero también es verdad que tenemos que estar emocionalmente preparados para percibir, sentir, guardar, relacionar y utilizar las vivencias como mejor arma y escudo. Si no vivimos así cada instante, podemos caer en la “miseria personal del nada valgo”. Como J. M. Barrier nos recuerda: “en el momento en que dudas si puedes volar, dejas para siempre el poder hacerlo”.

Del “carpe diem” debemos pasar a sobrevolar el porvenir. Del sillón, pasar a lo sutil. De nuestro tiempo lineal (ayer, hoy, mañana) a los ámbitos sin volumen. Posiblemente, la humanidad no ha estado antes en un trampolín tan apasionante como este escenario que nos ha sobrevenido, por ello, no somos capaces de vivirlo en su plenitud. Realidad que no terminamos de asumir y asimilar. Somos demasiado limitados y estamos demasiado condicionados. Quién piense que no lo está se equivoca.

No resultaría correcto crear un escudo protector basado en las capacidades nuevas y necesarias para comprender y actuar en clave de futuro. Cuantas más escusas buscamos, más incompetentes nos declaramos y nos hacemos enanos camino del basurero. Enfrentarnos cara a cara con la visión holística del nuevo mundo es caminar lentamente hacia la inmortalidad. Ya lo hizo hace tiempo Dvorak.

Otra cosa son nuestras actitudes que nos llevan por rutas inadecuadas. Uno de esos caminos tenebrosos corresponde a nuestro silencio. El silencio no ya como la ausencia total del sonido, sino como la abstención de hablar, de opinar, de tener la certeza o la ilusión de que otros nos escuchen y, por todo ello, desenvolvernos en el ámbito de la comunicación humana. Romper el silencio es crear un tesoro de energía personal, con el riesgo de plantear o asumir un compromiso.

Si entendemos el compromiso como una promesa interior y reflexiva, sería ideal que cada vez que la vida nos pone en posiciones de liderazgo, lo incluyéramos en “la  mochila que guardamos debajo de la piel” (Zig Ziglar). El poder de la opinión hay que sentirlo como tal y solo tiene sentido con una carga profunda de propósito y de acción. “Gánate tu fuerza día a día” (Michael Jordan). “Si eres capaz de convertir tu visión en realidad, entonces eres un líder de verdad, al menos para ti” (Warren Bennis).

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